Autobiografía
Mi nombre es Mariely Quiñones Díaz. Dios me permitió llegar al mundo una mañana del 5 de octubre de 1989 en el hospital San Carlos de Moca. Tengo unos padres maravillosos, Noemí y José. Vine a hacerle compañía a mi hermano Javier. Le agradezco a Dios por mi familia. Soy bendecida por tener unos padres que me aman y se han esmerado por darme la mejor formación en el aspecto espiritual, moral, físico y emocional.
Siempre he vivido en el pueblo de Isabela. Soy isabelina de corazón. Cursé mis grados primarios en la escuela Manuel Corchado y Juarbe. Luego pasé a la intermedia Irma Deliz y culminé en la escuela superior Francisco Mendoza. Como estudiante, me esmeré por dar lo mejor de mí y hacer una buena labor escolar. Mi esfuerzo, compromiso y dedicación hizo posible que me graduara con excelentes calificaciones y ser premiada en los tres niveles. En agosto de 2007 ingresé al Departamento de Química del Recinto Universitario de Mayagüez. En el año 2012 completé mi bachillerato en Química y logré graduarme con Magna Cum-laude. Actualmente estoy culminando una Certificación en Educación.
Desde niña desarrollé una especial atracción por la música, particularmente el canto. Vengo de una familia en donde la mayoría canta o toca algún instrumento musical. Mi debut como cantante fue en la iglesia cuando apenas tenía dos años y medio. Mami me cuenta que repetí la canción tantas veces que ella terminó quitándome el micrófono. Participé por primera vez en un Festival de la Voz cuando cursaba el Kindergarden. ¡Gané el tercer lugar en mi categoría! Mientras estuve en la escuela seguí participando en otros festivales y actividades tanto seculares como religiosas. También tuve el privilegio de pertenecer a la Coral Universitaria durante los años en que cursé mi bachillerato.
Siempre sentí atracción por el magisterio. Recuerdo haber tenido una pizarrita con la que jugaba a ser maestra y me imaginaba estarle dando clase a un grupo. Incluso cada vez que en la escuela preguntaban qué queríamos ser cuando grandes, siempre decía "maestra". Opino que para ser maestro se necesita tener vocación, entrega y compromiso. En las manos del maestro está la formación y desarrollo, no sólo en el aspecto intelectual, sino también en lo ético. Considero que el maestro es un forjador de hombres y mujeres para formar una sociedad sana. De esta manera, mi mayor anhelo una vez tomado el curso de Práctica Docente es adquirir la preparación necesaria para poder desenvolverme de manera efectiva y con éxito en un salón de clases. Sé que con la ayuda de Dios y de mis profesores esta meta será cumplida.
Siempre he vivido en el pueblo de Isabela. Soy isabelina de corazón. Cursé mis grados primarios en la escuela Manuel Corchado y Juarbe. Luego pasé a la intermedia Irma Deliz y culminé en la escuela superior Francisco Mendoza. Como estudiante, me esmeré por dar lo mejor de mí y hacer una buena labor escolar. Mi esfuerzo, compromiso y dedicación hizo posible que me graduara con excelentes calificaciones y ser premiada en los tres niveles. En agosto de 2007 ingresé al Departamento de Química del Recinto Universitario de Mayagüez. En el año 2012 completé mi bachillerato en Química y logré graduarme con Magna Cum-laude. Actualmente estoy culminando una Certificación en Educación.
Desde niña desarrollé una especial atracción por la música, particularmente el canto. Vengo de una familia en donde la mayoría canta o toca algún instrumento musical. Mi debut como cantante fue en la iglesia cuando apenas tenía dos años y medio. Mami me cuenta que repetí la canción tantas veces que ella terminó quitándome el micrófono. Participé por primera vez en un Festival de la Voz cuando cursaba el Kindergarden. ¡Gané el tercer lugar en mi categoría! Mientras estuve en la escuela seguí participando en otros festivales y actividades tanto seculares como religiosas. También tuve el privilegio de pertenecer a la Coral Universitaria durante los años en que cursé mi bachillerato.
Siempre sentí atracción por el magisterio. Recuerdo haber tenido una pizarrita con la que jugaba a ser maestra y me imaginaba estarle dando clase a un grupo. Incluso cada vez que en la escuela preguntaban qué queríamos ser cuando grandes, siempre decía "maestra". Opino que para ser maestro se necesita tener vocación, entrega y compromiso. En las manos del maestro está la formación y desarrollo, no sólo en el aspecto intelectual, sino también en lo ético. Considero que el maestro es un forjador de hombres y mujeres para formar una sociedad sana. De esta manera, mi mayor anhelo una vez tomado el curso de Práctica Docente es adquirir la preparación necesaria para poder desenvolverme de manera efectiva y con éxito en un salón de clases. Sé que con la ayuda de Dios y de mis profesores esta meta será cumplida.